Entrelazamos las manos aquel atardecer. Nuestros labios se encontraron por primera vez. Dos sombras abrazadas, la ciudad se iluminaba. En el horizonte los colores se mezclaban. Las primeras estrellas despuntaban. Aún no comprendía cuanto te amaba. Pero supe que quería estar contigo al amanecer. Y que la noche nos volviera a sorprender. Dejar pasar albas y ocasos, olvidando el mundo entre tus brazos. El cielo era un oscuro manto, no había luna ni la necesitábamos. Largos besos de despedida, eternas las horas que nos separarían. Caminaba ebrio de tu sabor, huérfano de tu fragancia. Cada paso lejos de ti, dolía la distancia. El árbol que nos dio cobijo muchos otoños ha vivido. Nuestros nombres se perdieron, sepultados por otros tantos. Pero despido el sol recordando, el atardecer que nos enamoramos. 04 de diciembre de 2021.
No entendía que estaba pasando, traté de avanzar hacia la luz pensando que estaría a salvo pero al otro lado todo resultaba extraño y aterrador, no sabía dónde estaba ni como había llegado hasta allí, ¿Qué querían de mi esos rostros que me rodeaban? presa del pánico rompí a llorar, no me gustaba ese lugar.
La lluvia me habla de ti…
La oigo caer sobre las calles por las que fuimos de la mano.
Hace llorar los cristales y acaricia los tejados.
Me trae susurros de los lugares donde nos besamos.
Cubre de espejos grises el asfalto.
Roza mi piel recordando que bajo ella fue nuestro primer abrazo.
En cristales empañados escribí tu nombre, lo garabateé una y otra vez en la arena,
deslicé la tinta sobre el papel mil veces por cada letra, las tallé sobre piedra y madera,
sin sospechar que cada trazo se grabaría en el alma y tu nombre quedaría en ella.
Dibujé tu sonrisa en el aire, esbocé tu rostro sobre el cielo azul y sobre las estrellas,
con la luz del alba pinté tus miradas, con la del atardecer te quise secar las lagrimas,
sin sospechar que cada trazo se grabaría en el alma y tu rostro quedaría en ella.
Recordé tantas ocasiones tus palabras que de estar en pág
Me rindo. No pongo excusas, admito mi cobardía.
No me siento capaz de permanecer más tiempo en el olvido, mendigando minutos de tu voz, añorando tus miradas, sobreviviendo de recordar tus besos.
Una sola palabra tuya basta para que mi vida tambalee, para que abandone cuanto tengo para correr a tu lado. Con que derrames una lágrima olvido mi dolor y no puedo evitar acudir a consolarte, aun consciente de que tras lo efímero de retirarla me alejaras de nuevo.
Te pertenece una vida en la que ya no estás, aun son tuyos todos sus sentimientos, eres el centro de sus recuerdos y sin embargo s
"Porque ninguna cosa será imposible para Dios, Lucas 1:37"
Mientras comía no podía apartar la vista de aquella frase que mi madre había bordado con ganchillo para luego enmarcar. Me había educado en la fe cristiana, pero lo cierto es que soy esa clase de creyentes que tan solo recuerda su religión cuando las cosas le van mal. Esta era una de esas veces.
Acababa de divorciarme, me encontraba sin empleo y no podía pasarle la pensión a mi exmujer. Tampoco pagar un alquiler, vivía con mis padres.
La frase aun daba vu
Entrelazamos las manos aquel atardecer. Nuestros labios se encontraron por primera vez. Dos sombras abrazadas, la ciudad se iluminaba. En el horizonte los colores se mezclaban. Las primeras estrellas despuntaban. Aún no comprendía cuanto te amaba. Pero supe que quería estar contigo al amanecer. Y que la noche nos volviera a sorprender. Dejar pasar albas y ocasos, olvidando el mundo entre tus brazos. El cielo era un oscuro manto, no había luna ni la necesitábamos. Largos besos de despedida, eternas las horas que nos separarían. Caminaba ebrio de tu sabor, huérfano de tu fragancia. Cada paso lejos de ti, dolía la distancia. El árbol que nos dio cobijo muchos otoños ha vivido. Nuestros nombres se perdieron, sepultados por otros tantos. Pero despido el sol recordando, el atardecer que nos enamoramos. 04 de diciembre de 2021.
En cristales empañados escribí tu nombre, lo garabateé una y otra vez en la arena,
deslicé la tinta sobre el papel mil veces por cada letra, las tallé sobre piedra y madera,
sin sospechar que cada trazo se grabaría en el alma y tu nombre quedaría en ella.
Dibujé tu sonrisa en el aire, esbocé tu rostro sobre el cielo azul y sobre las estrellas,
con la luz del alba pinté tus miradas, con la del atardecer te quise secar las lagrimas,
sin sospechar que cada trazo se grabaría en el alma y tu rostro quedaría en ella.
Recordé tantas ocasiones tus palabras que de estar en pág
"Porque ninguna cosa será imposible para Dios, Lucas 1:37"
Mientras comía no podía apartar la vista de aquella frase que mi madre había bordado con ganchillo para luego enmarcar. Me había educado en la fe cristiana, pero lo cierto es que soy esa clase de creyentes que tan solo recuerda su religión cuando las cosas le van mal. Esta era una de esas veces.
Acababa de divorciarme, me encontraba sin empleo y no podía pasarle la pensión a mi exmujer. Tampoco pagar un alquiler, vivía con mis padres.
La frase aun daba vu
Sudaba, no recordaba lo que había soñado, pero desperté inquieto. Detuve la alarma y quedé un rato tendido bajo las sabanas antes de levantarme.
Un café y una ducha rápida, únicos compañeros de cada mañana, me reconfortaron lo bastante para dejar atrás aquellas paredes.
Los rostros familiares de los desconocidos de siempre, hacinados bajo el minúsculo techo de plástico de la parada, esperaban que llegase el autobús, ignorándose unos a otros mientras se estorbaban con los paraguas abiertos. Se retrasaba.
El mismo conductor, los mismos empujones, los fragmentos de conversa
Una bandada de cormoranes alzó el vuelo. Parecían pequeñas llamas oscuras que se deslizaban sobre el verde manto del bosque, se dirigían al norte. Del sur llegaban garzas reales con vuelo perezoso, casi rozando con sus patas las copas de los árboles y en un momento dado se cruzaron, una estampa impresionante bajo un cielo despejado que se reflejaba en la superficie cristalina del lago.
Sin embargo no fue suficiente para que apartase un segundo la mirada de aquel rostro perfecto. Llevaba horas observando al desconocido, su belleza le había fascinado completamente, jam
Durante la cena ya supe lo que iba a suceder. Llevaba mucho tratando de imaginar como sería, por mi cabeza había pasado de todo: miedo, angustia, odio, desesperación pero fue en el instante de dar el primer bocado cuando llegue a entenderlo.
Nada se detuvo, el zumbido lejano del aire condicionado, las toses tras la pared, el parpadeo del tubo de neón, las agujas del reloj todo continuaba su curso, indiferente a mi revelación.
Saboreé el cordero, no era mi carne preferida pero su olor me traía buenos recuerdos. Di un trago de vino, no acompañaba bien la carne y continúe con agua.
La lluvia se desliza por la ventana de mi despacho, veo las gotas dibujar su senda lentamente hasta que al final caen al vació, las luces de la ciudad las tiñen de naranja, ya hace horas que oscureció. Los muebles del despacho han desaparecido en las penumbras y ahora se adivina su perfil tenuemente iluminado por las farolas y los carteles de neón, todo está en silencio.
La lluvia de desliza por la ventana y veo las gotas caer al vació una y otra vez, como vidas que se cruzan y se extinguen lentamente dejando un leve rastro que no tardará en desaparecer. Que parecidos somos a ellas, resbalamos desde que nac
Amalia continuaba sentada en la caja de arena. Sabía que su amiguita vendría a jugar con ella. Su madre le había dicho cosas que ella no terminaba de entender, que no podría venir a jugar con ella porque ahora estaba en un sitio mejor, que ahora estaría siempre contenta, pero ella no la creía, ¿Cómo podía haberse marchado a ningún lado si se había dejado en la caja de arena su muñeca preferida, con su bonito traje de ejecutiva, su maletín y su cochecito? Amalia sabía que su amiguita volvería a jugar con ella, se había dejado allí su muñeca.
Las horas pa
Desde el momento que vi los primeros coches intentando evitar la retención desviándose por el arcén supe que seria un gran atasco, pero lo que paso superó todas mis expectativas. Hay atascos de muchas clases, cuando vives en una carretera no tardas en aprender a diferenciarlos. Este era de mi tipo favorito, lo que nosotros llamamos un completo, una enorme cantidad de coches que ya de por si saturarían la circulación y que además quedan bloqueados por algún motivo. La cola alcanzaba varios kilómetros y seguía creciendo; con suerte duraría hasta la tarde, era una oportunidad fantástica
El cielo rojo al sol poniente parecía teñido de la sangre derramada bajo él, hasta donde alcanzaba la vista tan solo se veían escenas de batalla.
El comandante Thargam miro atrás por un momento, a lo lejos se alzaban majestuosas las murallas de Mhinsid, la ciudad de la luz, uno de los últimos bastiones humanos, y doradas a la luz del atardecer podían distinguirse las torres del palacio imperial su ciudad, su hogar.
Las hordas de orcos penetraron por el flanco izquierdo de la caballería sembrando el caos, las largas alabardas alcanzaban los jinetes antes de que tuvieran tiempo de reorganizar su for
Supongo que habrás pasado por esos momentos en que necesitas reflexionar. Al principio es una vaga sensación, como algo que no termina de encajar. Poco a poco va creciendo hasta que parece que de repente nada esta en su lugar, como si el sentido de las cosas estuviera tomándose unas vacaciones en un lugar muy lejano.
Finalmente llega un punto en que has de poner tu vida en orden, tienes necesidad de cambios pero no tienes la menor idea de cómo empezar a hacerlos, quieres romper con mil cosas que sin embargo cada día repites.
Me gustaría poder escribir una frase esperanzadora, algo así como que cuando menos